enero 09, 2003


Jueves 09/Enero/2003 “Y mientras tanto se mueve”
El día de anteayer, anduve buscando como loco la manera de demostrarme a mi mismo que las personas a las que creía fantasmas, realmente no solo existían en mi mente, sino que formaban parte del mundo material al cual todos conocemos. Que son personas de carne y hueso con actividades cotidianas, con responsabilidades y con obligaciones físicas.
Gracias a la ayuda de un buscador conocido como google , con solo teclear sus nombres, pude encontrar referencia real a una de ellas. Y en base a esta, la información de la otra.
Lo interesante de esto y la relevancia del momento, es que encontrar sus nombres en una pagina oficial de algún organismo gubernamental, me hizo caer en cuenta que son personas físicas, que no son personas con una identidad ficticia, que todo lo que habíamos platicado pudiera ser cierto, que la sinceridad de darme sus nombres era real, y que por lo tanto he cometido el error mas grande en la historia del ser humano.
Mira que pensar que alguien me estuviera realizando un broma, solo en mi mente cochambrosa y desconfiada. Solo klorus el absurdo e insensible pudo imaginarse tal bajeza.
Estoy arrepentido, porque por esta desconfianza, por esta duda, por este quebranto, he perdido a dos de las mujeres más hermosas de toda la galaxia, “ahí esta el peine”, gritaran algunos, lo que busca el hombre nada mas es el sexo crudo y vísceral. Pues vieran que no. Todavía no he tenido el gusto de conocerlas en persona y mucho menos de tener una foto de ellas. Lo único que tengo es un pedazo de sus corazones, y una pequeña parte de sus almas atormentadas.
Asi es pequeñines, estas mujeres me regalaron lo que a ningún hombre había obtenido, una pequeña parte de su alma, y ¿ en compensación yo que hice? Les clave el cuchillo de la desconfianza y la falta de atención en la espalda.
Amigas de colima, les pido perdón por este bajeza cometida.
Me gusta iniciar el año, resolviendo los errores que cometí en el año anterior. Este es tan solo uno de tantos.

Pd. Carmen, me acorde de ti en tu cumpleaños en diciembre. Pero el muy pendejo de klorus, no se atrevió a escribirte.

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