Cuando un escritor de ciencia-ficción intento escribir relatos eróticos
Para Ku-entos del Acertijo
Jueves 26/Junio/2003
Capitulo II : "La verdad sobre mis fantasías"
¿Cuál es tu nombre? –le pregunto extrañado, mirándola fijamente a los ojos, - Mi nombre es Raquel – contesta tímidamente con una voz coqueta, regresando la mirada fija, certera y exactamente clavada en mis ojos - ¿Y que haces aquí?- pregunto apresurado, mientras dirige su cuerpo a la cercanía del mío -¿En mi cuarto? – agrego incrédulo, temblando, nervioso y titubeante, mientras ella deja lentamente caer la bata transparente que apenas alcanzaba a cubrir su delicado cuerpo- ¿Totalmente desnuda?- le pregunto nerviosamente, y tratando de ser no parecer libidinoso y sobre todo, con todas mis fuerzas, tratando de no bajar la mirada en dirección del paraíso carnal. – Quiero que me hagas sexo oral, me contesta fuertemente, rígidamente, dirigiendo sus dedos a su enredado vello público, dando a entender con señas sugerentes lo que toda mi vida habia esperado.
¡Demonios¡, que estupideces estoy escribiendo, “Tímidamente con una voz coqueta”, ¿Se puede hacer eso en la vida real?. Y luego ¿qué?, la escena mas clásica, las mas sencilla, la mas socorrida en este mundo sexual, casi sacada de el sensacional de chafiretes cachondos. No cabe duda que seré muy buen escritor y todo lo que quieras, pero difícilmente escribiré una escena erótica. Y no es que no tenga imaginación para estas cosas. Si la tengo, y a las pruebas me remito. Me enorgullezco de eso. He tenido (como todo hombre), las fantasías mas extrañas, las más complacientes, las más eróticas que jamás algún sicótico haya imaginado, de todos los tipos, normales, perversas, animales, depravadas, cálidas, románticas, heroicas, cómicas, satánicas, narcosatanicas, socialistas, narcisistas, económicas, fascistas, en fin de todo tipo. He aquí el problema principal, las puedo contar, las puedo platicar a mis lúdicos seguidores o compañeros de peda, pero nunca, nunca las podré describir para una novela. Quizás ahí radica mi fracaso como escritor. El hecho de que no le pueda ofrecer a mis lectores cosas morbosas, cosas perversas, cosas sexuales, me deja en desventaja sobre los que si lo hacen. Y mira que yo soy de los primeros que dice que si una película no muestra pelos, traseros o bubis, no es una muy buena película. Vamos, hasta matriz tuvo que mostrar al menos una escena erótica.
El colmo es que conociendo mis debilidades como escritor, todavía me empeño a escribir esta clase de cosas. Y no es que sea mucho mi sentido de superación personal, mas bien porque me obligan a hacerlo. Es lo más odioso. Que alguien te forcé a cambiar tu estilo personal.
Malditos escritos eróticos.
Tal vez por eso mi mundo solo esta ligado a naves espaciales y universos fantásticos.
junio 26, 2003
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